De la forma más
cruel posible en un partido que estuvo ligeramente decantado hacia los locales,
Aceitunas Fragata Morón cayó en el primero de los dos derbis andaluces de la
segunda vuelta ante Covirán Granada: un triple en el último suspiro de Jesús
Fernández acabó con las esperanzas de Aceitunas Fragata Morón de dejar la
victoria en el Pabellón Alameda. Fue un partido igualadísimo desde el minuto 1,
lo esperado en un derbi de estas características. No obstante, las claves
estuvieron, una vez más, en el tiro exterior (de forma ínfima esta vez) y en la
diferencia de tiros libres. Pero lo que no se puede negar es que el equipo dio
hasta la última gota de sangre, en un partido que, de no haber sido por ese
triple, podríamos haber resumido, y perdonen el lenguaje en CASTA, CORAJE Y
COJONES.
Rafa Rufián desde el triple |
Pero esto no ha
sido como en las películas, al menos para nuestro bando, y un partido que hemos
estado dominando casi desde el primer instante. Y es que la primera parte fue
muy igualada, pero más del lado local. El primer cuarto fue de tanteo puro y
duro, con nuestros anotadores habituales en sus números (6 puntos Marín junior,
4 Mike Phillips y el resto repartidos entre Chemari, Alo y Vargas). Por parte
de los visitantes, Jesús Fernández (héroe visitante) y Bernardo Castillo contestaban
al ataque de los locales. Pero la falta de acierto en ciertos momentos del
partido dejaba a Granada muy vivo para lo que se había visto en el campo. Aun
así, las sensaciones favorecían a Morón, apoyado por una grada como la de las
grandes ocasiones (también hay que destacar a los casi 70 visitantes, que
dieron todo hasta el último segundo también).
El segundo cuarto
siguió la tónica del primero, incluso más igualado (14-12 en ese parcial). Fue
cuando Jesús Fernández más se entonó, y encestó el primero de los tres triples
que nos condenaron. Aun así, el equipo dio la cara en todo momento, liderados
por un Alo Marín espectacular one more time, que metió una señora canasta con
la bocina sonando (él dirá que ha sido queriendo), desde su casa. 30-23 y las
esperanzas con la victoria muy al alza, en un triunfo que habría sido
importante, que no definitivo. Queda mucha liga y el objetivo sigue siendo más
que posible.
Tras el paso por
vestuarios, Covirán Granada despertó y se llevó el tercer cuarto, por muy poco.
Ese parcial fue de 18-24, pero ambos equipos dieron una lección en cada faceta:
Granada en el plano ofensivo (2 triples, 4 tiros de campo y, especialmente, 10
tiros libres frente a los 2 que metió nuestro equipo), y Morón en el defensivo,
con un Guille Sánchez espectacular (insisto, no lo busquen en la estadística,
donde sumó un ínfimo 2 de valoración: vean el partido: cuando peor estaba el
equipo, él sostuvo la defensa y aportó con algunos puntos). Aun así, a ambos
equipos se le notaba la responsabilidad y la enjundia del encuentro, y hubo
muchísimos fallos por parte de las dos escuadras. Ya lo advertimos: en un derbi
como-- este, dan igual las plantillas y las rachas. Más igualados no se podía
llegar al último periodo: 48-47.
Phillips bajo el aro |
Hay que destacar,
antes de acercarnos al final, el maravilloso ambiente vivido en la grada: tanto
nuestra grada como la visitante dieron un espectáculo de rivalidad sana, cada
una animando a su equipo, y sirviendo como homenaje perfecto a Pepe González,
que habrá disfrutado del partidazo que le han regalado ambos conjuntos.
Lamentablemente, no
nos pudo echar una mano desde allá donde esté, y Granada venció en el último
suspiro con un triplazo de Jesús Fernández (que metió 3 de 6 intentos). Este
cuarto tiene unos matices: el equipo pecó de inocente en esos últimos segundos
al tirar a lo loco con toda una posesión por jugarse y, sobre todo, por no
hacer falta con tan pocos segundos en el marcador. Es una jugada que hemos
visto mil veces en las películas y partidos de leyenda: muriéndose el partido,
el pívot mete esa canasta que deja a todo el mundo compuesto y sin victoria.
Pero antes de eso, Y SIN QUE SIRVA DE EXCUSA, hay una técnica más que
discutible a Rafa Rufián tras canasta local que, a diferencia de la otra
técnica pitada, entró. Un punto de diferencia que fue clave, como claves fueron
esos tiros libres o los triples rivales.
Pero lo que no se
puede negar es que ambos dignificaron el baloncesto y que nuestro equipo PUEDE
CON TODO LO QUE SE PONGA POR DELANTE, da igual la diferencia de presupuesto o
calidad, siempre que se lo crean. Ahora ya no podremos disfrutar más de los
nuestros hasta marzo, pero seguirán haciendo que TODO EL PUEBLO DE MORÓN SE
SIENTA ORGULLOSO DE QUE ELLOS LLEVEN SU NOMBRE POR TODA LA GEOGRAFÍA ESPAÑOLA.
JUAN LUIS MÁRMOL.
Fotos: Adrian Castillo
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