Nueva derrota de
Aceitunas Fragata Morón en un encuentro muy extraño. Todo lo que podía salir
mal ocurrió y el encuentro se desarrolló como si fuese la segunda parte nunca
rodada de «Una Serie de Catastróficas Desdichas». El ambiente de la grada se
transmitió al equipo y viceversa. Costaba al equipo arrancar y eso lo aprovechó
el rival, Xuven Cambados, para empezar a poner tierra de por medio en el
marcador. Un 0-4 muy rápido provocó que Aceitunas Fragata estuviese todo el
partido por debajo en el marcador, buscando una remontada que por momentos
parecía factible, pero que concluyó haciendo honor al clásico de nadar para
ahogarse en la orilla.
Mike Phillips entrando a canasta |
Avisábamos en la
previa que el puesto en la clasificación es algo irrelevante para medir el
nivel de un equipo. Lo llamábamos partido trampa por algo. Los gallegos se
ponían a volar con un Joel Freitas estelar, que firmó 12 puntos en el primer
cuarto, 2 de ellos de la línea de triples. No necesitaba mucho el escolta para
anotar con facilidad y eso fue un factor que se repitió durante todo el
partido. Enfrente, Aceitunas Fragata Morón se agarraba al de siempre, Mike
Phillips, que no tuvo su día a pesar de meter más puntos que nadie en su
equipo. Terminaba el cuarto con 10 puntos de ventaja para Cambados, 16-26.
El segundo cuarto
se lo llevó el Aceitunas Fragata Morón, pero seguía por debajo en el marcador
al descanso. Un periodo que los jugadores necesitaban rápidamente, porque nadie
parecía dar con la tecla para frenar el ataque gallego. Aun así, Rafa Rufián,
que se vistió otra vez de MVP en nuestro equipo, los Marín y Jesús Vargas
(estelar una vez más, aunque parece que al jugador no se le permite lo mismo
que a los demás y se fue prematuramente del partido) trataron de levantar al
equipo local con sus triples, pero no era suficiente. Muchas pérdidas y
despistes en los rebotes defensivos dieron vida a Cambados, que mantenía una
ventaja de 8 puntos al descanso. 34-42 y sensaciones muy extrañas en el
partido.
Alo Marín tirando de tres. |
A la vuelta del
descanso, el equipo pareció reactivarse, y eso contagió a la grada. Los triples
seguían llegando de nuevo, algo muy importante, y las ayudas en defensa
funcionaban muy bien. Alo Marín se convirtió en un ladrón de guante blanco y
encontraba facilidad para encestar de tres junto con Rafa Rufián. Muy buenos
minutos de Pape, que se convertía en la referencia ofensiva del equipo en este
cuarto. Pero el equipo acusó muchísimo la falta de acierto en el tiro libre
(solo 4 de 13 hasta este periodo), y los despistes que dejaban a Freitas muy
abierto para el triple. Y cuando no era él, era Chapela, era Hopfgartn o… Aun
así, 55-63 y la sensación de que algo había cambiado y que la remontada era
posible.
Sin embargo, el
último cuarto, a pesar de que nos llegamos a poner de 2 puntos, decretó que la
victoria se iría a Galicia. De poco sirvieron los grandes minutos de Juan
Toledo, que necesita tiempo y actuaciones de este calibre para seguir aportando
al equipo, o los números de Alo Marín. Cada intento de remontada era silenciado
con un triple rival o con canastas casi instantáneas que volvían a estirar la
ventaja en el marcador. Encima perdimos a dos jugadores que estaban aportando
muchísimo, Vargas por las faltas y Javi Marín por un desgraciado resbalón.
79-84, una derrota más, pero mucha competición por delante.
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